La Diputación Provincial de Alicante ha puesto en marcha el proyecto AlicanteRural.com, que se encuentra en sus últimas fases de...
El temor a los carbohidratos: ¿hay que dejar de consumirlos para perder peso?
La reducción de los carbohidratos -o incluso su eliminación- de la dieta cuando se quiere perder peso es una creencia extendida entre la población. Sin embargo, esta -lejos de ayudar a conseguir nuestros objetivos- puede perjudicar nuestra salud.
«Cuando se almacenan en el cuerpo van asociados a moléculas de agua. Si los quitas, pierdes esa agua. Bajas de peso rápido, pero el objetivo no es perder agua, sino grasa», ha explicado Javi Picó, nutricionista, en declaraciones a Cope Alcoy. Y es que, al contrario de lo que se piensa, los carbohidratos son fundamentales para el cuerpo. «Son sinónimo de combustible en el cuerpo. No podemos quitarlos. Si eliminamos los carbohidratos vas a tener un déficit de energía, vas a sentirte cansado», añade el nutricionista.
«La gente piensa que tiene una buena alimentación, pero realmente muchos de ellos no saben el significado de esto», ha asegurado Picó. Y es que según publica el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), tras una encuesta realizada a la ciudadanía, el 75% de las personas consultadas considera que lleva una alimentación saludable. Sin embargo, caen en una serie de contradicciones. Uno de ellos, el temor a los carbohidratos.
Una mala alimentación también puede contribuir al desarrollo de enfermedades. «La gran mayoría de personas llevan una alimentación alta en proteínas, altas en grasas y alta en azúcares. Como consecuencia de esto, es una dieta pobre en vegetales. Eso desencadena un déficit de vitaminas y minerales que da paso a patologías como obesidad, diabetes o hipertensión«.
Pero, ¿a qué se debe este desconocimiento? En gran medida, explica Picó, a una falta de educación alimentaria desde pequeños. Y a esto se suman otros factores, como los anuncios publicitarios de comida rápida. Pero también está influyendo el precio de los alimentos. Recurrimos a lo más barato, que no siempre es lo mejor para nuestra alimentación. «Por ejemplo, si hay fruta y galletas al mismo precio, la gente opta por las galletas», añade el nutricionista.