A pesar de estar un momento en el que la despoblación supone una amenaza para los municipios pequeños de todo...

Una procesión de Viernes Santo llena de singularidades en Cocentaina
Cocentaina vivió ayer uno de los días más destacados dentro de su Semana Santa, la Procesión del Santo Entierro. El acto culminó un intenso Viernes Santo que arrancó a las ocho de la mañana, con el Vía Crucis interparroquial partiendo desde la parroquia del Salvador, y que siguió entre mediodía y la tarde con los oficios de La Pasión y Muerte de Jesús en las diferentes iglesias.
A las ocho y media de la tarde, y desde la parroquia de Santa María, partió la solemne procesión encabezada, como es tradicional en la capital del Comtat, por la Cruz de San Cristóbal. A ella le siguió la imagen del patrón de los conductores, una costumbre única que es protagonista cada Viernes Santo, y que llevan a cabo desde la cofradía que agrupa a quienes se dedican al transporte en el municipio. A continuación llegó Jesús del Huerto, que se venera en el Convento de los Franciscanos y que antaño aglutinaba al gremio de los constructores, y después destacó el Cristo de La Columna representando a los trabajadores de la antigua industrial del papel. Posteriormente procesionó el Ecce Homo, a quien pertenecía el sector del textil tiempo atrás, y después vino El Nazareno cuya talla despierta enorme devoción en la capital del Comtat pudiéndose contemplar la misma durante todo el año en el Monasterio de la Mare de Déu del Miracle. De esta cofradía, siguiendo el orden gremial de décadas pasadas, formaba parte el gremio del comercio contestano. La Procesión del Santo Entierro entró en su recta final con el paso de La Dolorosa, con sede en la parroquia del Salvador y vinculada a la extinta industria del calzado, y después recorrió el casco antiguo de la Villa Comtal el Crist dels Llauradors que como su propio nombre indica representaba al sector agrícola tan arraigado en la Cocentaina del pasado. Esta talla, del siglo XVI y también muy venerada en la localidad, es la más antigua de la Semana Santa Contestana.
La comitiva procesional la cerró la Archicofradía del Santísimo Sacramento, de la parroquia de Santa María, y que saca a la calle en Viernes Santo a Cristo Yacente. Junto a él, como es tradición, un grupo de niñas ataviados de blanco que portan los atributos de La Pasión y que reciben el nombre de ‘Les Llagrimetes’. También destacaron un año más ‘Les Capelletes’, corales de pequeños y adultos que cantan los clásicos ‘Motetes’, ante los pasos de Jesús del Huerto, El Nazareno y La Dolorosa. Cabe destacar que estos dos últimos protagonizaron antes de la procesión el Encuentro de Despedida en la calle Bisbe Estaña, que conduce hasta El Pla, en un emotivo instante marcado por el acompañamiento musical ante los dos pasos.
Sobre las diez de la noche finalizó la Procesión del Santo Entierro frente al templo de Santa María. Allí, ante todas las imágenes participantes, se pronunció una oración final por parte de Don Eduardo Rengel (titular de Santa María) junto al párroco del Salvador (Don Diego Pascual) y el Guardián de los Franciscanos (Fray Fernando Fuertes). Por último, los diferentes pasos emprendieron el camino de regreso a sus respectivos templos.