Alcoy también plantó Fallas en los años treinta

Alcoy también tuvo su propia fiesta de Fallas a pesar de ser esta una tradición que está más arraigada a lo largo y ancho de la provincia de Valencia. Fue en los años treinta del siglo pasado y esta costumbre apenas ha llegado hasta nuestros días quedando tan solo como testimonio la Falla que se quemaba cada año por San José en El Partidor hasta que la crisis sanitaria del Coronavirus impidió esta celebración.

Las Fallas llegaron a Alcoy en 1933 de la mano de Juan Arques Blanes, un dibujante y pintor local que había trabajado unos años en la ciudad de Valencia para diferentes artistas falleros. Según explica Josep Lluís Santonja, Director de la Red de Bibliotecas alcoyanas, el propio Arques promovió que se plantara una Falla en la Placeta del Carbó y que al mismo tiempo se organizaran diversos actos como una verbena, ‘despertaes’, corridas de toros, tracas, juegos infantiles, adorno de calles e incluso una tómbola en La Glorieta. La principal curiosidad de aquellas primeras Fallas de la II República es que se celebraron en verano y de esta forma en la mañana del 30 de junio de 1933, según relatan las crónicas, aparecieron plantados seis monumentos en diferentes zonas de Alcoy.

El apoyo vecinal a la nueva Fiesta, según Santonja,  llevó a organizar una nueva edición apenas una semana después de ‘La Cremà’. En tan solo un mes se constituyeron diez barrios falleros más, se crearon comisiones falleras con sus correspondientes bellezas y se acordó trasladar el certamen a la festividad de la Virgen del Carmen, concretamente entre los días 12 y 15 de julio.

Ya un año más tarde, en 1934, saldría la Revista El Fallero que recogía toda la actualidad de las Fallas alcoyanas y que  agotó sus cerca de 2.500 ejemplares en tan sólo dos días. Después, en 1935, se reorganizaron los barrios falleros y se crearon ocho fallas infantiles. Los alcoyanos pudieron disfrutar de las críticas de los monumentos y también de un amplio programa de actos tanto institucionales com festivos en cada barriada fallera. Aquel año, remarca Josep Lluís Santonja, llegaron a plantarse monumentos de hasta más de diez metros de altura.

Para el verano de 1936 el Ayuntamiento había previsto una ayuda económica de 4.000 pesetas para las Fallas  y la concesión de tres premios a las mejores fallas infantiles. Se crearon nuevos barrios falleros y se prepararon cuidados monumentos que jamás llegaron a ser plantados en las calles de la ciudad a causa del golpe militar del 18 de julio que desembocó en la Guerra Civil. Buena parte de las figuras fueron almacenadas y terminaron siendo vendidas a Alicante y Valencia al finalizar la contienda. Finalizaban así las Fallas de Alcoy, unas Fiestas que surgieron con una identidad propia alejadas de la tradición valenciana que prevalece siempre por estas fechas de San José.  

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