AVL

El Ayuntamiento de Muro y la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) han firmado un convenio de colaboración que convertirá al municipio en uno de los referentes en la promoción del valenciano como lengua de cultura, administración y convivencia. El acto, celebrado en el Salón de Plenos del consistorio, estuvo cargado de simbolismo y compromiso con la identidad local.

El acuerdo fue rubricado por el alcalde, Vicent Molina, y la presidenta de la AVL, Verònica Cantó, quienes destacaron la importancia del paso dado hacia la normalización lingüística. Molina subrayó que se trata de “un punto de inflexión en el trabajo constante por nuestra lengua, nuestra cultura y nuestra identidad”. Añadió que el convenio “no es solo un acto protocolario, sino un gesto profundamente simbólico, que refuerza el camino hacia la plena normalidad lingüística y cultural del pueblo”. El convenio tendrá una duración inicial de cuatro años e incluye medidas como valencianizar el nombre oficial del municipio, mantener la señalización y el nomenclátor urbano en valenciano, garantizar que al menos el 50% de la programación cultural se realice en esta lengua y consolidar la Oficina de Promoción Lingüística. Por su parte, la AVL ofrecerá asesoramiento lingüístico y jurídico, aportará publicaciones para la biblioteca municipal, incluirá los centros educativos en sus programas divulgativos y colaborará en actos culturales y festivos.

La presidenta de la Acadèmia, Verònica Cantó, destacó que “vivimos en un paraíso natural y también lingüístico, porque hemos sabido mantener viva la lengua que nos identifica como colectivo”. Recordó, además, que “aún queda tarea por hacer para valencianizar la administración”, especialmente en los organismos estatales. El concejal de Cultura y Normalización Lingüística, Fernando Picó, valoró el acuerdo como “un reconocimiento a décadas de trabajo en defensa del valenciano”. El acto concluyó con la firma de Cantó en el Libro de Oro del Ayuntamiento y un recorrido por los murales literarios del Batà, guiados por su autor, Toni Espinar, como símbolo de una lengua que inspira arte, cultura y comunidad.