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Los cristianos recuperan Alcoy tras una cruenta batalla

Las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy ya han entrado en su recta final y a la trilogía del 2019 tan solo le restan pocas horas de vida.

Los compases finales de la Festa han estado marcados esta tarde por la Estafeta y la Embajada Cristiana protagonizada por Ricard Sanz. Numeroso público se ha congregado de nuevo en la Plaza de España, en este caso al filo de las cuatro y media de la tarde, para ser testigos del instante en el que el jinete de la cruz emprendía una veloz carrera después de que el Capitán Moro denegase la petición de entregar la Villa de Alcoy a las tropas de Jaume I. Seguidamente se ha efectuado la mencionada Embajada Cristiana que ha finalizado con un feroz grito en el que las palabras armas y guerra han sido coreadas por todos los presentes. Asimismo Juan Javier Gisbert, que deja el cargo de Embajador Moro tras ocho años, ha realizado un nuevo gesto al lanzar desde el castillo parte de su capucha mientras cedía el testigo al que será su sucesor; Óscar Martínez.

La tarde ha avanzado con una nueva lucha de arcabucería en la que los festeros quemarán lo que les resta de los más de 3.000 kilos de pólvora que han empleado en el Alardo de este año. Esta batalla se ha trasladado después cuerpo a cuerpo con los cargos festeros y finalmente se ha impuesto la tradición al ganar los cristianos e izarse la bandera de la cruz en lo alto del Castillo de La Bandeja.

Indicar que la trilogía festera en honor a San Jorge finalizará con el Acción de Gracias al patrón en su iglesia titular seguido de la Aparición del Sant Jordiet; Álvaro Santacreu Piñero.

La batalla entre moros y cristianos pone un paréntesis a las Fiestas de Muro

El conocido como día ‘Els Trons’ puso ayer el colofón a la primera parte de las Fiestas de Moros y Cristianos de Muro de este 2018. Como es habitual cada año, la jornada empezó con la humorística ‘Ambaixada del Tonell’ que protagonizaron en la Placeta Molina y delante del Ayuntamiento las filaes  Mare de Déu y Llana. Ambas, con elevadas dosis de humor y referencias a la actualidad como la crisis política de Cataluña o el polémico máster de Cristina Cifuentes, mantuvieron un tenso e irónico diálogo motivado por la disputa acerca de un preciado tonel lleno de buen vino. Finalmente las palabras dieron paso al acuerdo y las dos formaciones marcharon acompañadas de sus bandas de música a degustar un buen almuerzo y a dar cuenta del mencionado tonel que este año fue totalmente renovado por parte de la Filà Mare de Déu.

La actividad festera se retomó a mediodía con la Embajada Mora en la Plaça del Matzem, protagonizada este año por Pere Corredor de la Filà Verds, en la que las tropas árabes pidieron a las fuerzas de la cruz la entrega del castillo y de los campos fértiles de Muro ubicados junto al río Serpis. Ante la negativa de los cristianos se inició la lucha armada entre los cargos festeros, una batalla que finalizó con la victoria de los moros. Al filo de las siete de la tarde se efectuó la Embajada Cristiana desempeñada en este caso por el padre del capitán cristiano Toni Olcina en representación de la Filà Maseros. Al igual que en la mañana no hubo acuerdo y tras el diálogo las armas decantaron la batalla a favor de los cristianos, los cuáles recuperaron el castillo y levantaron su enseña en todas las torres. Indicar que ambas Embajadas estuvieron precedidas por el disparo de arcabucería en el que se emplearon unos trescientos kilos de pólvora.

La jornada acabó con la Retreta, en la que no faltaron los clásicos farolillos, y una novedosa cena de hermandad que reunió a los festeros de todas las Filaes en la Plaça Matzem para celebrar conjuntamente el fin de los días grandes de Fiestas.