Emotiva despedida a la Virgen de los Desamparados

Los vecinos de Muro rindieron homenaje a la Virgen de los Desamparados el pasado fin de semana con diferentes actos religiosos en su honor que tuvieron lugar en torno a ‘La Pujà’. Esta jornada, en la que todo el protagonismo recae en el retorno procesional de la Mare de Déu a su Ermita al anochecer, se celebró el domingo y fue precedida de la tradicional Entraeta del sábado anterior.

 Ya el mismo domingo, la actividad arrancó a primera hora de la mañana con una informal Diana que recorrió varios puntos de Muro en función de la ubicación de las mesas de almuerzo que había previsto las diferentes formaciones. A mediodía, y después de que la música festera inundara las calles de la población, llegó el momento de celebrar la Misa Solemne en honor a la Virgen de los Desamparados y en memoria también de todos los festeros difuntos. Seguidamente fue turno de degustar la última comida de Fiestas en cada Filà antes de que a las seis de la tarde comenzara la Entrada en la que de nuevo moros y cristianos desfilaron recibiendo gran cantidad de aplausos. Por último, a las 20:30h, salió la Mare de Déu desde su iglesia y todas las Filaes la acompañaron en procesión hasta la Ermita destacando presencia de los cargos de este año: Alba Sanchis (Capitana Mora de la Filà Moros del Rif), Silvia Biot (Abanderada Mora de la Filà Realistas), Rafael Vilaplana (Capitán Cristiano de la Filà Arquers), Óscar Carreño (Abanderado Crisiano de la Filà Mare de Déu) y Claudia Gandia (Angelet).

La Virgen de los Desamparados fue testigo de nuevo del cariño de fieles así como devotos y al llegar a la Ermita fue recibida con el disparo de un apoteósico castillo de fuegos artificiales mientras volteaban sin cesar las campanas de la iglesia. El canto del himno de la patrona y la entrada de la Virgen en el templo dieron paso al traspaso de cargos, una responsabilidad que recaerá al año que viene en las Filaes Tariks, Verds, Contrabando y Maseros. Así terminaron unas Fiestas de Moros y Cristianos que se hicieron esperar tres años pero que, una vez celebradas, llenaron de ilusión y alegría cada rincón del pueblo de Muro.

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