Carta abierta

Artículo de un grupo de 69 médicos del Hospital Virgen de los Lirios 

La situación que estamos sufriendo en el hospital no es nueva. Año tras año, la grave falta de previsión por parte de la gerencia y dirección médica, unida a su inoperancia en la gestión de los recursos humanos necesarios, provocan la misma crisis veraniega en el servicio de urgencias del hospital.

La solución ha consistido, reiteradamente, en obligar a determinados servicios de hospitalización a cubrir las vacantes que se producen por las vacaciones de verano en las urgencias hospitalarias. En abril de este año, conociendo la pasividad de la gerencia, el servicio de urgencias planteó, mediante carta con registro de entrada, la urgente necesidad de personal para verano, con el fin de evitar de nuevo el mismo problema. ¿Saben cuál fue la respuesta del gerente? Ninguna. Silencio.

Cada año se exige a los diferentes servicios solicitar las vacaciones de verano con meses de antelación, para poder programar con tiempo tanto las consultas, como los quirófanos durante los meses de estío. Este año, con la agenda ya programada, se notifica por escrito, hace tan solo una semana, la incorporación, desde el 1 de julio hasta el 31 de agosto, de los médicos que componen los servicios de medicina interna, cirugía general y traumatología al servicio de urgencias mediante lo que se conoce como desplazamiento de jornada (trabajar por la tarde en vez del horario matutino habitual). Parece algo sensato visto desde la opinión pública, o, desde quien no está bien informado del problema sanitario que llevamos sufriendo aquí desde hace unos años. Si, además, lo edulcoramos con la demagogia de que debemos colaborar con los compañeros, porque nosotros somos más o que no tenemos tanto trabajo, la solución a su inoperancia está servida.

En el pasado, poca resistencia habían encontrado, y resultaba una medida que cubría su mala gestión. Pero este año ha sido diferente para todos y hemos decidido decir basta. El sentimiento actual de los compañeros es de maltrato y humillación. Después de un año donde tantos profesionales han estado a la altura de las circunstancias, colaborando activamente con los servicios más afectados a costa de un desgaste físico y psicológico notorio, seguimos sin sentirnos respetados. La respuesta de la gerencia a la reticencia por parte de muchos de nosotros a cubrir vacantes de un servicio distinto al propio, dejando, claro está, de cubrir tus propias funciones, ha sido la amenaza. La amenaza de sanción mediante apertura de expediente, a sabiendas que la mayoría de facultativos especialistas de esta área no poseen la plaza en propiedad y el castigo puede condicionar su futuro laboral. Ruin.

La política de la dirección nos ha llevado a muchos especialistas a la frustración profesional, impidiendo nuestro desarrollo como cirujanos y enfocándonos en tareas que les sirven para maquillar su gestión. A día de hoy, el servicio de traumatología tiene una lista de espera quirúrgica de más de dos años, es decir, si indicamos hoy una cirugía de prótesis de rodilla, el paciente de esta área tendrá que esperar, como mínimo, hasta la navidad de 2023. Muy razonable. Actualmente, traumatología la forman doce profesionales, personal suficiente para hacer frente a la lista y mejorarla. El hospital está dotado con siete quirófanos operativos, de los cuales solo funcionan actualmente tres o cuatro diariamente, cifra que en verano pasará a, tan solo, dos o tres. Parece que con un desarrollo normal de la actividad, aprovechando la cantidad de medios disponibles podríamos dar un mejor servicio a la población. Entonces ¿por qué no operamos?

Verán, en el hospital de Alcoy no se opera simplemente por el déficit, también crónico, de anestesistas. Este problema, según gerencia, es algo que tampoco depende de ellos. Sin palabras. Así pues, tenemos cirujanos, enfermeros cualificados, quirófanos y más de mil enfermos, si, más de mil trescientos pacientes en lista de espera a día de hoy, y solo estamos hablando de traumatología. ¿Cómo se maquilla la desastrosa gestión? Fácil, fomentando la derivación masiva de enfermos a clínicas privadas, invitando a los pacientes a acogerse al conocido como plan de choque. Plan, que por otra parte siempre ha ido una valiosa ayuda para mejorar los tiempos en las listas quirúrgicas. El problema es que actualmente supone la casi totalidad de la cirugía programada de los pacientes de esta área. Imagínense el gasto económico que supone tanta derivación de enfermos. Mientras tanto, aquí, los quirófanos cerrados. Sanidad pública le llaman.

Si lo piensan, la sanidad pública y universal que tanto predican sirve para financiar a los hospitales privados que tanto critican. Ante la falta de cirugías, los traumatólogos y cirujanos generales nos dedicamos a pasar consultas y más consultas de enfermos que, seguramente, jamás operaremos. Pero el negocio con la medicina privada no se limita solo a la lista de espera, desde hace meses, estamos derivando desde urgencias, muchas de las fracturas y lesiones que llegan al hospital, a centros privados en Alicante, para que sean operados allí. Desconocemos cual será el coste de esto, pero les aseguro que barato no será porque los acogen encantados. Y esta derivación se realiza para poder utilizar los pocos quirófanos de que disponemos operando pacientes de 2019. Pacientes que no han podido colocar en el plan de choque por su complejidad, sus patologías médicas o porque el mismo enfermo se ha negado a ser derivado. A día de hoy, tan solo quedan 500 pacientes en la lista de traumatología por operar con fecha de inclusión de 2019. ¿Entienden nuestra frustración?   Esta es la realidad del hospital, y hablamos solo de traumatología. Los demás servicios sufren la misma demora. Cirugía general opera las hernias inguinales con dos años de demora, y no hablamos de la cirugía para la obesidad. Ya ha habido casos de perforaciones intestinales en patologías inflamatorias, como las diverticulitis, que se han complicado por la demora quirúrgica. No se engañen. Los usuarios de esta área no disfrutan del mismo servicio sanitario comparándolo con los que viven fuera de estas comarcas. Si usted es mayor y no puede desplazarse, si confía en la relación médico paciente o no tiene coche para ir a operarse fuera de Alcoy, lo sentimos mucho, pero tendrá que esperarse más de dos años si quiere que le pongamos una prótesis, le arreglemos un juanete o le solucionen su hernia inguinal.

Con este desolador panorama, el desplazamiento de profesionales de hospitalización a urgencias supondrá suspender diariamente la actividad de cada profesional. Así, se cancelarán tanto las consultas de ambulatorio, como las externas del hospital con el consiguiente aumento de la demora. También claro está, se suspenderán las de oncología, endocrino, reumatología, cardiología, neurología, digestivo, hematología, nefrología, alergias, cirugía general, medicina interna y neumología del profesional que ese día o el anterior haya estado en puerta de urgencias. Pero tranquilos, no pasa nada. La gente no se entera. Que esperen. Traumatología, además, ha suspendido todos los quirófanos de cirugía local, y veremos como solucionamos lo pocos que tenemos de general.

El ciudadano no debe quedarse con el mensaje de que no queremos colaborar, lo hemos hecho en el pasado reiteradamente y si es necesario lo volveremos a hacer. Hemos escuchado hace unos días el cínico mensaje a la población desde la gerencia en una radio local, els ha pegat tort… estaran cansats. Si, estamos cansados, y hartos que se nos trate sin ningún respeto. Necesitamos gestores que sepan dirigir centros hospitalarios, no personas sin experiencia en dirección, cuyo principal mérito es ser afín al color político de turno. Nuestra sanidad es un bien preciado y se malgastan constantemente los recursos, poniéndola en riesgo.

Terminamos con un ejemplo del talante de esta gerencia.  Unos de los servicios que más han sufrido la reciente pandemia, ha sido sin duda el servicio de medicina interna, que no escatimó en esfuerzos ni horas durante la crisis. Ni un pero. Todos lo volverían a hacer. El pasado viernes, la respuesta del gerente ante tal esfuerzo y, al argumentar los compañeros el cansancio que se arrastra, fue un eso ya es pasado.

Continuaremos haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos, porque en muchos, nuestra profesión tiene una parte vocacional. Con esto cuentan otros, y con el perjuicio que podemos hacer al compañero si no colaboramos. Seguramente, recurrirán al no depende de nosotros, o, las plazas ya están solicitadas sin asumir su responsabilidad. Pero, este año algo ha cambiado en nosotros, y no, nos merecemos esto.

José Vicente Albero Martínez. Cardiólogo.

Mª Dolores Albero Molina. Nefróloga.  

Francisco Arlandis Félix. Cirujano. Jefe de Sección.

Beatriz Arribas Sanz. Traumatóloga

Lorena Blanes Albero. Anestesista.

María Botella Lloret. Traumatóloga

Maryana Bozhychko. Digestiva

Manuel Brufal Mojica. Neumólogo.

Mila Caldés Sanz. Anestesista.

Ana Camarasa Escrig. Neumóloga.

Carlos Israel Chamorro Fernández. Cardiólogo.

Vicente José Climent Peris. Traumatólogo. Jefe de Servicio

Mª Belén Coronel Sánchez. Uróloga

Raúl Cortés Verdú. Reumatólogo.

Blanca De Diego Aliques. Hospitalización a domicilio.

Mª José Esteban Giner. Internista Carmen Ferrando Siscar.

Neumólogo. Jefa de sección.

Mª Lirios Ferri Candela. Cirujana

Ángela María Flórez Nisperuza. Cirujana.

José Pedro García Belmonte. Anestesista. Jefe de Sección.

Esther González Cabeza. Cardióloga.

Elena Iriarte Moncho. Oncóloga.

Rebeca Jiménez Carreño. Cardióloga.

José Luis Jover Pinillos. Anestesista

José Manuel López Arlandis. Neurólogo.

Mar López Quemada. Digestivo

Rocío Mañes Mateo. Neuróloga

Cristian Marco Alacid. Endocrino.

Elvira Marco Francés. Cardióloga. Jefa de Sección.

Luz Marina Castellanos. Alergóloga.

Cristina Martínez Piera. Anestesista. Jefa de Servicio.

Carlos Montero Zorilla. Cirujano.

Pino Navarro Téllez. Endocrina.

Mª Carmen Nicolau Laparra. Internista.

Margarita Ojeda Peña. Traumatóloga. Jefa de Sección

Amparo Oltra Ferrando. Oncóloga. Jefa de Sección.

Francisco Orts Micó. Cirujano

Vicente Palomar Abril. Oncólogo.

Carlos Pardo Ruiz. Endocrino.

Fernando Parra Borreguero. Alergólogo.

Jorge Pascual Bernabeu. Neumólogo.

Reyes Pastor Alborch. Anestesista.

Flavio Paulos Do Santos. Traumatólogo

Vicente Pellicer García. Traumatólogo

Carmen Peña Miralles. Internista

Javier Pérez Altozano. Oncólogo.

Manuel Pérez Bosch. Hospitalización a domicilio. Jefe de Sección.

Nieves Pérez Climent. Cirujana

Rosa Ana Pérez Giner. Traumatóloga

Eduardo Polanía. Digestivo

Mª José Poveda Galiano. Digestivo. Jefa de Sección.

Ana Isabel Pujades Tarraga. Internista.

Rafael Raso Raso. Cardiólogo.

Alfredo Elías Rizo Valero. Oncólogo.

Sabina Rodríguez Ureña. Traumatóloga

Ignacio Rubio Tortosa. Urólogo. Jefe de Servicio.

Laura Sánchez Rodríguez. Nefróloga

Ruth Sánchez Soriano. Cardiólogo.

Carlos Santos Ramírez. Reumatólogo.

Carlos Serra Díaz. Cirujano. Jefe de Servicio.

Carlos Soler Portman. Internista

Purificación Soriano Sanchis. Traumatóloga

Wojciech Sroga. Traumatólogo

José Antonio Tenza Tenza. Urólogo

Jorge Juan Tomás Gil. Traumatólogo.

Marina Valls Gandía. Digestiva.

Lorena Vaquer Quiles. Anestesista.

Rafael Verdú Masiá. Hospitalización a domicilio.

Gema Verdú Pastor. Internista. Jefa de Servicio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *