Así será la desescalada en las misas en la Diócesis de Valencia

El próximo lunes comienza la desescalada en las parroquias valencianas para la celebración del culto público en tiempo de pandemia, según ha anunciado el arzobispado de Valencia tras las propuestas por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española.

A este respecto, el propio cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha pedido “encarecidamente” a todos los sacerdotes, en particular los párrocos, que velen “por el mandamiento principal de la caridad, que conlleva necesariamente proteger la vida humana y su salud”.

De igual modo, les pide que preparen durante la semana que hoy comienza los templos para que puedan llevarse a cabo las disposiciones en las siguientes fases:

Fase 1.- (Desde el lunes 11 de mayo): Se permite la asistencia grupal, pero no masiva, a los templos sin superar el tercio del aforo, con Eucaristías dominicales y diarias.

Fase 2.- (Probablemente empezaría el lunes 25 de mayo): Restablecimiento de los servicios ordinarios de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios –mitad del aforo, higiene, distancia de seguridad–.

Fase 3.- Vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad.

Se prorroga la dispensa del precepto dominical

Como a partir del lunes 11 de mayo, será necesaria una evaluación continuada que permita valorar la puesta en práctica y modificación de la desescalada en las situaciones que sea necesario, “teniendo en cuenta lo que la autoridad sanitaria disponga en cada momento”, el Arzobispo prorroga la dispensa del precepto dominical, invitando a la lectura de la Palabra de Dios y a la oración en las casas, pudiendo beneficiarse de la retransmisión a través de los medios de comunicación para quien no pueda acudir al templo.

También, ruega encarecidamente que las personas mayores, enfermas o en situación de riesgo «valoren la conveniencia de seguir las celebraciones por los medios audiovisuales, no saliendo, por tanto, de sus domicilios». Estas personas pueden solicitar al párroco que se les lleve la comunión a sus hogares, por medio del párroco o de ministros extraordinarios.

Por otra parte, se establece el aforo máximo de los templos (1/3 en la primera fase y 50% del aforo en la segunda) y la obligación de respetar la distancia de seguridad.

Uso de mascarillas y guantes en los templos

Además, se recomienda que en el templo los fieles» hagan uso de mascarilla con carácter general y, si es posible, también de guantes«. Las pilas de agua bendita continuarán vacías.

Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para no tener que tocar manillas o pomos. Si una cancela engloba dos puertas, sería útil indicar que una es para entrar y otra para salir.

De igual modo, el Arzobispado advierte que «es conveniente señalizar en el interior del templo la manera de desplazarse de los fieles». A ser posible, los pasillos «deberían tener un solo sentido de desplazamiento». También ayudaría el marcar la distancia de seguridad en el pavimento para organizar la fila de la Comunión.

Es necesario la desinfección frecuente (en la medida de lo posible) del templo, bancos, objetos litúrgicos, etc.) y que cada feligrés lleve su propio gel hidroalcohólico para que se desinfecte las manos a la entrada y salida del templo.

No se deben permitir visitas turísticas a los templos y museos en las fases 1 y 2 de la desescalada.

La Eucaristía, sólo en la nave central

Según las disposiciones del Arzobispado de Valencia, allí donde sea necesario y posible, se puede aumentar el número de celebraciones eucarísticas, a fin de que todos los fieles puedan celebrar la Eucaristía manteniendo el aforo permitido. Es muy conveniente usar la nave principal para la celebración de todas las Misas ya que permite mejor guardar la distancia física adecuada entre personas, dejando la capilla de la Comunión sólo para la oración personal.

Además, es muy recomendable para evitar el contacto entre los niños y las personas mayores que puede dar ocasión a un mayor riesgo de transmisión del virus, según indican las autoridades sanitarias, que en los domingos y días de precepto hubiese una misa sólo para los niños con sus padres.

De igual forma, se anima a organizar, con personas responsables voluntarias, la apertura y cierre de las puertas de entrada al templo, la distribución los fieles en los bancos (únicamente las personas que convivan en el mismo domicilio pueden sentarse juntas), el momento de la Comunión y la salida de la iglesia al finalizar, respetando la distancia de seguridad, evitando agrupaciones de personas en la puerta.

Hay que evitar evitar, si no es posible mantener la distancia de seguridad, los coros de canto en la parroquia: se recomienda mantener un solo cantor o algunas voces individuales y algún instrumento. «No habrá hoja de cantos ni se distribuirán pliegos con las lecturas o cualquier otro objeto o papel».

La colecta, al final de la misa

El cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, sino que el servicio de orden lo ofrecerá a la salida de la misa. (Si no es posible, se colocará en un sitio visible y se informará de ello). Sería muy conveniente, en este sentido, fomentar el donativo domiciliado a través del portal dono a mi Iglesia: www.donoamiiglesia.es

Ademas, no se debe hacer procesión de ofrendas.

Las disposiciones aprobadas por el Arzobispo establecen que el sacerdote celebrante desinfectará sus manos antes de empezar la misa, antes de distribuir la comunión, y después de distribuir la comunión. Los demás ministros de la comunión (si el sacerdote es mayor conviene que la distribuya un ministro extraordinario de la comunión) antes y después de distribuir la comunión. Sacerdotes y ministros cuando distribuyan la comunión usarán mascarilla o pantalla protectora facial.

Por otra parte, el saludo de la paz, se sustituye por un gesto evitando el contacto directo.

La comunión, en la mano

En el diálogo individual de la comunión (el sacerdote dice: “El Cuerpo de Cristo”. El feligrés responde: “Amén”), se pronunciará de forma colectiva después de la respuesta “Señor no soy digno…”, distribuyéndose la Eucaristía en silencio tanto por parte del sacerdote o ministro como por parte del feligrés que la recibe.

La comunión se recibirá en la mano. Durante la pandemia, según las disposiciones del Arzobispado, se evitará el uso de reclinatorios (dado que no permiten la desinfección tras el uso de un feligrés si a continuación se arrodilla otro sin solución de continuidad).

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